Era el sábado por la mañana cuando salía de viaje hacia la provincia de Murcia, iba escuchando la radio, en concreto ONDACERO, cuando de pronto se perdio la seña por el puerto de La Mora ( Granada ). Momentos después, sobre las 11,10 hrs. de esa mañana soleada, se restableció la señal y escuché con la dulce voz de Isabel Gemio " damos paso a Informativos dada la gravedad de la última noticia". Mi corazón dió un vuelco, algo ha pasado, seguro que los bastardos de ETA han hecho algo, desgraciadamente no me equivoqué.
La radio retumbaba en el coche con el nombre de la nueva víctima de ETA, Raúl Centeno, guardia civil de 24 años, del servicio de información de Inchaurrondo había sido asesinado vilmente y despiadadamente por 3 malnacidos que pertenecen a ETA. Junto a él se encontraba su compañero Fernado Trapero que aún hoy se debate entre la vida y la muerte. Ha sido un tiroteo, eran las primeras noticias, después se supo que de tiroteo nada de nada, tiros de los asquerosos etarras que volvieron a atentar contra las fuerzas de seguridad del estado.
Ya sé que poco tiene que ver con Gerena, o quizás mucho, no sé, lo que sí se es que cualquier atentado de estos locos etarras malnacidos, es un atentado a todos y cada uno de todos los españoles, y los gereneros y gereneras somos españoles.
Sentí asco, sentí rabia, sentí dolor, aunque era esperado que esta banda de asesinos atentara en cuanto pudiera, nunca estás preparado para asumir esta clase de hechos, a diferencia de otros muchos, que le quieren dar una vista más personal de la situación de los guardias civiles, yo también quiero valorar las connotaciones políticas del acto.
He de confesar, a diferencia de otros crédulos, que nunca creí en la desaparición de estos sinvergüenzas, de estas alimañas, siempre creí que lo del alto el fuego era una trampa, y siempre creí que el gobierno ha sido demasiado inocente ante estos pájaros. Nunca creí en que ETA desapareciera sin más, si lo hiciera sería tras conseguir la independencia vasca o la derrota de los bárbaros con las armas que nos da el marco de la Constitución.
Desde aquí le hago llegar mi más profundo pésame por la muerte de Raúl Centeno, y mis oraciones para el rápido establecimiento de su compañero Fernando Trepero, aunque lo veo difícil por el estado en que quedó.
Igualmente, llamo la atención para que estos indeseables se pudran en las cárceles, para que no nos volvamos a creer lo del alto el fuego y todas esas memeces. Me quedaré tranquilo cuando escuche un comunicado diciendo que ABANDONAN DEFINITIVAMENTE LA VIOLENCIA, ENTREGAN LAS ARMAS Y CUMPLEN LAS PENAS QUE LES PERTENECE.
Descanse en paz, Raúl Centeno
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